Es probable que 2022 sea recordado por la inflación, ya que durante estos últimos meses se han publicado en la euro zona los datos más altos desde que hay registro. Esta situación ha precipitado la actuación de los bancos centrales, que se han visto obligados a subir los tipos de interés de una manera más rápida de lo previsto. La mayor preocupación ahora es que la economía entre en una recesión antes de que se estabilicen los precios.
Los gobiernos han aprovechado el escenario de tipos bajos y estímulos monetarios para financiar la crisis sanitaria, lo que les ha llevado a los mayores niveles de endeudamiento en su historia. Ahora tienen que financiar la crisis energética y se han quedado sin el apoyo de los bancos centrales, sumado a un encarecimiento progresivo en sus nuevas emisiones de deuda. Este contexto les está llevando a explorar nuevas fórmulas para generar ingresos y los “beneficios caídos del cielo” de determinadas empresas han llamado su atención.
Estas ganancias extraordinarias se producen generalmente por factores como el aumento de precios o escasez en el suministro, aunque también se pueden dar como resultado de un evento único, como un cambio en la estructura de un mercado, una nueva ley, un fallo judicial o un cambio drástico en la política comercial. Se trata de una situación que suele ser aprovechada por un sector en su conjunto, aunque en ocasiones puede afectar solo a una empresa en particular.
Las empresas utilizan estos beneficios inesperados para reducir su deuda, aumentar el dividendo, recomprar acciones de la compañía o reinvertir en un crecimiento futuro. Aunque ahora también existe el temor de que sea el propio gobierno quien reclame esos “beneficios caídos del cielo” para distribuirlos entre las mayorías más perjudicadas. Esto afecta negativamente en la cotización de las compañías y genera un clima de inseguridad jurídica en la economía.
El caso más claro es el de las compañías energéticas, que durante los últimos meses han experimentado una subida vertiginosa en los precios de los suministros. Por un lado, la demanda se ha mantenido fuerte, impulsada por la recuperación económica tras la pandemia. Por otro lado, la oferta se ha visto restringida por la guerra. Es muy difícil pronosticar hasta cuándo podría extenderse esta situación, ya que los precios podrían volver a estabilizarse en cualquier momento, ya sea por una mayor oferta o una destrucción de la demanda.
En el caso particular de España, una parte importante de la generación de electricidad proviene de la energía nuclear e hidráulica, que son de las más baratas. Pero cuando se fijan los precios, esta energía queda retribuida al mismo precio que el de las centrales térmicas. La reciente subida de los precios de la energía ha agudizado esta diferencia y la idea es regular estos ingresos, ya que las empresas han tenido la suerte de beneficiarse por algo que no son responsables.
El gobierno ha anunciado nuevas rebajas fiscales y ayudas directas para combatir el impacto de la subida de los precios de la energía. Los impuestos en la luz han pasado del 10% al 5%, se espera que el descuento en la gasolina se extienda hasta diciembre y próximamente se entregarán cheques de 200 euros a las personas más vulnerables. Estas medidas costarán cerca de 15.000 millones y el gobierno ha decidido exigir a las compañías energéticas que reviertan sus beneficios extraordinarios en los trabajadores. Esta decisión está siendo muy discutida y podría suponer un recorte de 4.000 millones en los beneficios de las energéticas en los próximos dos años.
¿Cómo podría un inversor aprovechar esta circunstancia?
Con XTB se puede aprovechar esta situación, invirtiendo directamente en las materias primas que están generando este tensionamiento o en las compañías afectadas. Dentro de la plataforma de inversión xStation se puede operar con los futuros del gas natural, el petróleo o incluso con los derechos de emisión de CO2. También se pueden comprar acciones al contado de las compañías energéticas o utilizar los derivados para beneficiarse de las caídas de estas empresas.
Además, el sector energético no es el único expuesto a esta particularidad, ya que recientemente el BCE advirtió que está explorando formas para evitar que los bancos obtengan beneficios inesperados en los programas de préstamos a bajo coste que emitió durante la pandemia. El organismo europeo repartió 2,2 billones de euros de préstamos a los bancos para evitar una crisis crediticia y las próximas subidas de tipos podrían suponer unas ganancias adicionales de hasta 24.000 millones.
Volviendo al caso de España, el gobierno está considerando un impuesto del 5% sobre las comisiones bancarias y los cargos por intereses. Esta medida está destinada a recaudar 3.000 millones en los próximos dos años con el objetivo de atenuar el impacto de la inflación. Tras el anuncio, el valor de mercado del sector bancario español cayó 6.000 millones de euros. Esta noticia llega en un mal momento para la banca, ya que a pesar de beneficiarse del ensanchamiento de los márgenes que provocan las subidas de tipos, está luchando contra la posibilidad de que la economía entre en una nueva recesión.