2022 pasará a la historia como el año en el que los bancos centrales subieron los tipos de interés al ritmo más rápido desde hace más de 40 años.
Con la intención de doblegar la inflación, una de las consecuencias que se ha producido con las subidas de tipos es un enorme incremento de la rentabilidad de los bonos. La trascendencia de este movimiento ha hecho que durante el pasado año 2022 el rendimiento del bono del tesoro a 10 años de Estados Unidos haya llegado a subir hasta 300 puntos básicos, superando cualquier aumento anual desde que en 1960 se comenzara a registrar los datos.
“En 2022 no sólo hemos visto sufrir a los bonos de gobierno. Los bonos corporativos, para cuyo cálculo además del bono del tesoro de referencia añade un spread, también han aumentado su rentabilidad por los diferenciales de crédito, que suben en momentos de inestabilidad económica y política. Con el conflicto bélico en Ucrania, las restricciones de China y la situación de su sector inmobiliario, las crisis de las cadenas de suministro, el colapso de las criptomonedas y la subida de los precios de las materias primas y las hipotecas estos bonos corporativos han caído, como era previsible”, explica Manuel Pinto, analista de XTB.
Los bonos high yield (alto rendimiento), que ofrecen un mayor grado de volatilidad por sus características, también han corregido en 2022, aunque han tenido un comportamiento superior que el de los bonos corporativos y soberanos. “Estos bonos, emitidos por países o empresas de menor calidad, tienen un riesgo de default superior. En muchos países, de hecho, la subida del dólar durante el año les ha perjudicado tanto por el incremento de su deuda como por el efecto que ello tiene en las materias primas”, puntualiza el analista de XTB.
Y continúa: “A nivel comparativo, en EEUU, entre lo que ofrecía de media cada uno de estos bonos en vencimientos a 10 años a lo que cotizan ahora vemos diferencias: el bono a 10 años de gobierno pagaba a principios de año el 1,50%, mientras que a finales de año ofrecía un cupón alrededor del 3,6%. El bono corporativo de grado de inversión a esta diferencia añade también un 0,40% por el spread de crédito, mientras el high yield en su caso añadiría un 1,60%”.
Otro de los motivos que ha llevado a este sell-off del mercado de renta fija ha sido el endurecimiento cuantitativo, conocido como QT (quantitive easing) en inglés, que se refiere a los planes de los bancos centrales en su objetivo de reducir su cartera de bonos. En el caso concreto de la Reserva Federal, este balance se habría reducido en 2022 en casi 1 billón de dólares.
“2022 también nos deja en renta fija la imagen de la inversión en la curva de tipos de interés, un indicador histórico de una recesión inminente. La curva refleja que los bonos de menor plazo ofrecen mayor rentabilidad que los vencimientos más largos. En 1989, 2000 y 2008, entre el 75% y el 100% de los distintos tramos de la curva estaban invertidos, frente al 80% del momento actual, un dato que para muchos es la muestra más clara de lo que nos espera durante este 2023”, dice Manuel Pinto.
¿Y qué podemos esperar durante 2023 en Renta Fija?
“2023 se presenta como un año apasionante. La subida en la rentabilidad de los bonos al son de la subida de tasas por parte de los bancos centrales ha sido histórica y nos permite obtener una rentabilidad en los bonos como hace más de 10 años que no veíamos”, asegura Manuel Pinto.
¿Por qué invertir entonces en los bonos del tesoro durante este recién estrenado año? El analista de XTB lo tiene claro: “En primer lugar, la inflación parece haber tocado techo y, ante ello, las medidas de los bancos centrales podrían relajarse. En segundo lugar, ante la posibilidad de una desaceleración económica o recesión en los mercados puede llevarnos a los inversores a buscar activos que puedan ser considerados como refugio”.