Es fácil olvidar que aquello que baja, después volverá a subir
Cuando los tipos de interés rondan los mínimos históricos durante períodos prolongados es fácil olvidar que aquello que baja, después volverá a subir. Generalmente, las tasas empiezan a repuntar a medida que la economía se recupera; o también cuando hay problemas con la inflación, como ocurre en la actualidad. Cuando esto sucede, los inversores de renta fija, tanto a corto como a largo plazo, que no estén preparados pueden perder una oportunidad fácil de aumentar sus rentabilidades.
Encabezando la lista de tareas pendientes, una de las estrategias habituales en un entorno de subida de tipos es reducir la exposición a bonos a largo plazo, mientras que se refuerzan las posiciones en bonos a corto y medio plazo, que son menos sensibles a los aumentos por parte de los bancos centrales que los bonos con vencimientos más largos. Pero cambiar a un modelo de renta fija de menor rentabilidad en un plazo más corto tiene una compensación, ya que los bonos a corto plazo brindan menos potencial de generación de ingresos que los de más largo plazo.
Una solución a este dilema es emparejar bonos a corto plazo con otros instrumentos, incluida la deuda de tasa flotante, como préstamos bancarios y valores del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS), cuyos intereses son menos sensibles al aumento de tipos que otros instrumentos de renta fija.
Los TIPS se ajustan dos veces al año para reflejar los cambios en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos, el punto de referencia para la inflación. Si los niveles de precios aumentan, los pagos de cupones en TIPS reaccionan de manera similar. En cuanto a los préstamos a tasa flotante, estos invierten en préstamos bancarios de más riesgo, cuyos cupones dependen de un diferencial por encima del tipo interés de referencia. Por lo tanto, se ajustan a intervalos periódicos a medida que cambian los tipos.
Renta variable y activos tangibles
No todas las estrategias que se benefician del aumento de tipos pertenecen a valores de renta fija. Los inversores que deseen sacar provecho cuando se incrementa el precio del dinero deberían considerar la compra de acciones de los principales consumidores de materias primas.
El precio de las materias primas a menudo se mantiene estable o baja cuando los tipos suben. Las empresas que utilizan estos materiales para producir un producto acabado, o simplemente en sus operaciones diarias, suelen ver un aumento correspondiente en sus márgenes de beneficio a medida que disminuyen sus costes. Por esta razón, estas compañías generalmente se ven como una cobertura contra la inflación.
El aumento de los tipos de interés también es una buena noticia para el sector inmobiliario, por lo que las firmas que se benefician de la construcción de viviendas también pueden ser buenas opciones. Los productores de carne de ave y carne vacuna, igualmente, pueden ver un aumento en la demanda cuando hay un mayor tensionamiento monetario, debido al aumento del gasto del consumidor y la reducción de los costes.
Mientras, los activos tangibles, como el oro y otros metales preciosos, tienden a funcionar bien cuando los tipos son bajos y la inflación es alta. Desafortunadamente, las inversiones que se protegen contra la inflación tienden a tener un comportamiento deficiente cuando las tasas comienzan a subir simplemente porque frenan la inflación.
Los precios de otros recursos naturales, como el petróleo, también pueden verse afectados en un entorno de altos intereses. Esta es una mala noticia para quienes invierten directamente en ellos. Los inversores podrían considerar reasignar al menos una parte de su cartera en estos instrumentos e invertir en acciones de empresas que los consumen.
El dólar y la reducción del riesgo
Aquellos que invierten en divisas pueden querer reconsiderar reforzar sus participaciones en el dólar estadounidense. Cuando los tipos suben, el billete verde generalmente gana impulso frente a otras monedas porque los intereses más altos atraen capital extranjero a instrumentos de inversión denominados en dólares, como letras del Tesoro, pagarés y bonos.
Igualmente, hay que tener en cuenta que el aumento de los tipos de interés se traduce en que los instrumentos más conservadores también comenzarán a pagar tipos más elevados. A ello hay que sumarle que los precios de las ofertas de high yield (como los bonos con baja calificación crediticia o basura) tenderán a caer más bruscamente que los de las emisiones gubernamentales o municipales cuando las tasas aumenten.
De este modo, los riesgos de los instrumentos de high yield pueden eventualmente superar sus rendimientos más altos en comparación con las alternativas de bajo riesgo. Todo depende de las decisiones que tome el inversor a título individual, tomando como referencia otras épocas históricas.