El oro cotiza en sus máximos históricos ante los últimos eventos del mercado. La debilidad del dólar, el fin del programa de las subidas de tasas de la FED, la incertidumbre geopolítica, y la caída en la rentabilidad de los bonos, han sido claves en este hito.
Históricamente, se ha catalogado como el activo refugio por excelencia, ya que es un activo que mantiene su valor a pesar de la incertidumbre económica o social debido a sus características.
Invertir en oro siempre ha sido una opción atractiva para los inversores que buscan diversificar sus carteras, protegerse contra la inflación o simplemente por el prestigio que ofrece poseer oro como una mercancía física, ya que no está al alcance de todo el mundo.
Hoy en día, hay diversas formas y opciones para invertir en este metal precioso, desde lingotes, monedas o joyas, hasta fondos cotizados en bolsa (ETFs), acciones de empresas mineras o contratos de futuros.
Dentro de todas ellas, los fondos cotizados (ETFs), nos parecen la mejor alternativa de inversión tanto para el corto como para el largo plazo. Los fondos cotizados nos permiten replicar un índice de referencia como pueda ser en este caso el oro. Los inversores no poseen físicamente el oro, sino que replican su valor de mercado y cualquier cambio en su cotización se refleja en el precio, ya que en los ETFs de oro, el activo subyacente es oro puro.
Las principales ventajas que encontramos con respecto a hacerlo con fondos de inversión o con oro físico, son principalmente la liquidez, ya que al cotizar cada día nos permite comprar y vender de manera inmediata, las comisiones, ya que los gastos de operativa y gestión son inferiores, y la seguridad, ya que no existe la posibilidad de robo y tiene un alto estándar de pureza, mientras que en algunas ocasiones el oro físico carece de transparencia.
Los catalizadores actuales están impulsando positivamente su precio, y podrían continuar su tendencia. Los datos macroeconómicos siguen mostrando una clara desaceleración en la inflación, que sumado al reporte de otros datos por debajo de lo esperado, anticipan el fin del programa de subida de tasas por parte de los Bancos Centrales y el inicio de un largo periodo de recortes de tasas. Esto provocaría una mayor debilidad del dólar, y la caída en los rendimiento de los bonos, que mantienen una relación inversa con el oro, ya que ambos activos son más atractivos en momentos de incertidumbre, pero mientras que los bonos pagan intereses, el oro no lo hace, por lo que cuanto más retrocede la rentabilidad de la deuda más aumentará el atractivo por el metal amarillo.
Los eventos geopolíticos no se han quedado atrás y al conflicto bélico en Ucrania, se ha sumado la guerra en Oriente Medio, mientras que el año que viene el 41% de la población mundial acudirá a las urnas, con especial interés en las elecciones generales de la primas potencia mundial y mayor consumidor de oro del mundo, Estados Unidos.
Los datos estadísticos muestran que la subida promedio en el precio del oro durante los dos años posteriores a la última subida de tipos es cercano al 20%. Si este patrón se repitiera, el oro no sólo podría superar sus máximos históricos, como ha hecho recientemente, sino que podría alcanzar cotas de hasta los 2.400 dólares, movimiento lo aprovecharían países como China, EEUU o India, que siguen incrementando sus existencias a un ritmo vertiginoso en las últimas semanas, confiando en su valor.
Manuel Pinto, Analista de XTB
Manuel cuenta con una experiencia de más de 10 años en los mercados y asesoramiento financiero a grandes patrimonios. Ha desarrollado su carrera en diferentes entidades nacionales e internacionales, ejerciendo en los últimos años como gestor de clientes de banca privada en Suiza. En la actualidad, mantiene un contacto diario con los clientes, aportando contenido de actualidad. Es miembro EFA y CFA candidate Level III.