La temporada de verano está a la vuelta de la esquina. Y si has mirado precios para tus próximas vacaciones te habrás dado cuenta de que están más altos que nunca.
La demanda de viajes se ha disparado ante el primer verano sin restricciones y el ahorro de los hogares durante la pandemia. A pesar de los riesgos a una nueva desaceleración económica, las compañías turísticas están en plena ebullición y ya han recuperado gran parte de la caída en bolsa. Sin embargo, hay que ser muy selectivos a la hora de invertir, ya que durante los últimos dos años han acumulado fuertes pérdidas en forma de deuda y todavía no han recuperado los mismos niveles de actividad.
Aunque el turismo internacional continúa un 61% por debajo de 2019, se espera que siga recuperándose a lo largo del año a medida que se alivian las restricciones. En el primer tramo del año, la cantidad de viajeros se ha triplicado, siendo El Caribe y el sur de Europa los destinos que más rápido han crecido. La Organización Mundial del Turismo espera una recuperación total para finales de 2023, aunque se podría ver alterada por la inflación, los precios de la energía, la evolución de la guerra, los posibles nuevos brotes de coronavirus o las condiciones económicas mundiales.
Dentro del turismo, existen tres grandes grupos de empresas dentro del sector: las cadenas hoteleras, las intermediarias y las de transporte. Las dos primeras han demostrado mayor fortaleza, ya que, además de recuperar gran parte de su negocio, han tenido mayor facilidad para trasladar el aumento de los precios en sus tarifas. Las compañías de transporte, por su parte, han estado más limitadas por las restricciones a la movilidad y por el aumento de los precios del petróleo, que han recortado sus márgenes. Las empresas españolas, por su fuerte presencia exterior, han tenido un comportamiento muy similar a la media del sector.
Meliá, por ejemplo, siempre ha estado soportada por el valor de sus activos y un nivel de deuda controlado. Además, ha aprovechado la rápida recuperación del turismo en España, Caribe y México para volver a cotizar a los niveles de 2019.
Otro de los gigantes a nivel mundial como Marriott también ha logrado cortar las pérdidas. Cuenta con más de 30 marcas diferentes y parte de su éxito radica en que muchos de sus hoteles son franquicias, por lo que no incurre en gastos de propiedad y se asegura unos ingresos estables por el alquiler de licencias. El precio de las habitaciones de hotel ha subido una media del 25%, lo que ayudará a terminar de apuntalar sus cuentas anuales.
Respecto a los intermediarios, en España destaca Amadeus, que es una de las empresas tecnológicas más grandes de Europa. Es una interesante opción para aprovechar la mayor demanda de viajes, pero sin sufrir los efectos del aumento en los combustibles. Su posición de dominio dentro del sector le permitirá tener una mayor estabilidad a medida que crecen las reservas de vuelos.
Airbnb es otro caso parecido: aprovechó la crisis para llevar a cabo una fuerte disminución de sus costes fijos, lo que le ha servido para ser mucho más eficiente. Está beneficiándose de la mayor demanda de turistas que buscan alejarse de grandes concertaciones y de la flexibilidad que da a muchos viajeros el teletrabajo.
Por último, se encuentran las aerolíneas, que no terminan de despegar. IAG ha superado una ampliación de capital y varias emisiones de deuda con el objetivo de mantener la liquidez durante un periodo de fuertes interrupciones en el transporte aéreo. Pero ahora que la situación empieza a mejorar, los precios del petróleo amenazan su recuperación. Seguimos pensando que las aerolíneas a medio plazo ofrecen las mejores oportunidades de inversión, pero también somos conscientes de la volatilidad a la que estarán expuestas. La vuelta a beneficios no compensa dos años de fuertes pérdidas, pero en el fondo tenemos claro que será un servicio muy difícil de sustituir en el futuro.
American Airlines va por delante, ya que el pasado mes de marzo informó de que sus ingresos mensuales superaron los niveles de 2019, liderados por la demanda de viajes de negocios. Las aerolíneas norteamericanas están presionado al gobierno para que elimine la necesidad de una prueba de COVID negativa para entrar al país y reiteraron que la recuperación total pasa por el incremento de vuelos de larga distancia.