Los mercados están con los ojos puestos en los Bancos Centrales y en la incertidumbre que viene desde la guerra entre Rusia y Ucrania.
Se trata de una situación que ha afectado el tablero de juego en el mercado de divisas y que puede alterar las perspectivas sobre algunas monedas. ¿Cómo se encuentra el esquema global dentro de este espacio? ¿Existen algunas oportunidades?
La fortaleza del dólar regresó en el pasado mes de marzo como reflejo del rápido aumento de los rendimientos en Estados Unidos para después llegar a niveles de máximos de dos años. Con todo, hay bancos de inversión que consideran que se trata de una situación temporal y con una orientación hacia la vuelta de la debilidad moderada del dólar en un entorno de sólida recuperación del crecimiento y de aumento gradual de las rentabilidades mundiales.
En Europa se espera que la economía crezca al 3,3% este año y al 2,5% el próximo. El riesgo es que los hogares reaccionen en exceso en las próximas semanas ante los titulares de prensa sobre la guerra en Ucrania y a unos precios del petróleo mucho más elevados. De hecho, algo de esto ya se puede ver, por ejemplo, en el colapso de las expectativas de crecimiento de la ZEW alemana. Sin embargo, este shock, como el de los tipos de interés más altos en la periferia, debería desaparecer y ajustar la cotización del euro.
El EURUSD debería seguir beneficiándose de la recuperación del comercio mundial, pero el aumento de los rendimientos en Estados Unidos y la indecisión del BCE implican que la apreciación puede ser menos pronunciada de lo que cabría esperarse a principios del ejercicio.
El BCE se enfrenta al riesgo creciente de una espiral de inflación salarial, debido a que los hogares que viven mes a mes cambian de empleo o piden salarios más altos. Esto significa que el mercado espera un ritmo más rápido de subidas de tipos a partir del tercer trimestre, cuando finalice el programa ampliado de compras de activos (APP).
Hay que tener en cuenta que es un ejercicio delicado para el BCE, ya que la zona del euro también está sufriendo una conmoción en el suministro debido a los elevados precios de la energía y a la pérdida de acceso al mercado ruso. Por el contrario, la demanda estadounidense y, finalmente, la china debería ser sólidas.
¿Qué oportunidades existen entonces en este contexto? La realidad es que en un ciclo de endurecimiento de Estados Unidos las divisas de los mercados emergentes tienden a debilitarse, a menos que los gobiernos de esos países también suban sus tipos. Por otro lado, el aumento de los precios de las materias primas sólo es positivo para algunos países de los mercados emergentes, lo que ya está ocurriendo. Con estos mimbres, muchos expertos ven interés en el real brasileño o en el rand sudafricano al ser grandes exportadores de materias primas.
Las economías de los mercados emergentes ya no son tan frágiles como antes. Las balanzas presupuestarias y por cuenta corriente de algunos de estos países son más sólidas que las de algunos mercados desarrollados. Las divisas emergentes cotizan con un descuento de valoración con respecto a los países desarrollados y la mayor presión sobre las acciones de los mercados emergentes ha creado oportunidades.
Muchos de estos mercados se han recuperado antes de los efectos de la Covid. Además, sus acciones cotizan actualmente con un descuento de más del 30% frente a los mercados desarrollados, el mayor descuento desde 2004.
Por otra parte, los inversores están poniendo el foco en el franco suizo, que está actuando como refugio frente a las incertidumbres en el plano global, y en el yen, pese a su último debilitamiento frente al dólar. Muchas firmas sostienen que debería tener un sesgo de apreciación próximamente.
En última instancia, la libra esterlina podría verse respaldada por esa debilidad a futuro del dólar en cuanto exista una mayor coordinación en el ajuste monetario. Con todo, los vientos estructurales del Brexit limitarían las ganancias.