El sector de semiconductores es un espacio que en los últimos tiempos ha acaparado gran parte de la atención de los inversores
El sector de semiconductores es un espacio que en los últimos tiempos ha acaparado gran parte de la atención de los inversores. ¿Hay verdaderas oportunidades de inversión dentro del sector? ¿Tiene un gran potencial por delante? Son cuestiones que muchos operadores se hacen cuando observan las tendencias globales.
Por lo pronto, hay ciertas materias primas que ayudarán a que el mundo haga la transición a fuentes de energía “más verdes”. Existen ciertos recursos que son necesarios para alimentar a la creciente población global. Y también existen recursos monetarios que permiten a las distintas economías garantizar a sus poblaciones un nivel de vida diferente.
Sin embargo, los acontecimientos de 2022 dejaron claro que el acceso a los semiconductores podría ser la llave que permitiera una mayor participación en la economía mundial. En octubre de 2022, Micron anunció que contemplaba la posibilidad de gastar 20.000 millones de dólares hasta el final de la década para un nuevo sitio de fabricación en el norte del estado de Nueva York, pudiendo eventualmente ascender hasta los 100.000 millones de dólares con el tiempo.
Unos meses después, en diciembre del mismo año, Taiwan Semiconductor anunció un plan para aumentar la inversión en Arizona a una cifra de alrededor de 40 mil millones de dólares y construir una segunda fábrica nueva para crear chips avanzados.
Las compañías estadounidenses, en general, vienen prometiendo desde principios de 2020 casi 200 mil millones de dólares para proyectos de fabricación de chips. China está trabajando en un paquete de apoyo de más de 1 billón de yuanes (aproximadamente 143.000 millones de dólares) para su industria de semiconductores, buscando contrarrestar el impacto de las restricciones estadounidenses.
A pesar de todo, la rentabilidad reciente de muchas acciones en la bolsa ha sido bastante pobre, pero, ya sea en la rentabilidad de las compañías de semiconductores o en cualquier otra, siempre vale la pena considerar el contexto más amplio. El PHLX Semiconductor Sector Index (índice SOX) sirve para dar una idea de la valoración de las acciones de semiconductores que pudieran tener recorrido.
El recorrido del sector
El incremento acumulado de la valoración de las acciones de semiconductores fue significativo entre enero de 2019 y enero de 2021, aproximadamente. En este periodo puede verse que la relación acumulada de precios/beneficios (PER) parte solamente de apenas por debajo de 15 veces las ganancias a alrededor de 35 veces (siendo posible que esto sea una de las razones por la que hayamos visto semejante corrección).
El mercado parece fluctuar en un promedio aproximado de entre 20 y 25 veces los beneficios, habiéndose revertido en última instancia en cada caso donde se haya situado por encima de estos niveles.
La última vez que la relación PER de las compañías de semiconductores fue menor a la del índice S&P 500 por un período de tiempo anticipó un incremento subsecuente de la valoración. De este modo, no se podría dar por sentado que el caso siempre será así, pero notamos que la actividad comercial de las compañías tiende hacia un patrón de crecimiento y contracción: la demanda supera a la oferta, se genera gasto de capital y la capacidad se incrementa. Por lo tanto, finalmente, la oferta supera a la demanda, los precios caen, los gastos de capital se reducen y los inventarios finalmente disminuyen. Y el ciclo se repite una y otra vez.
La diferencia ahora, si la hubiera, es que los tipos de interés son mucho más altos y nos enfrentamos a lo que podría ser una recesión global general. Aunque esto no signifique que necesitemos menos semiconductores en comparación a medio y largo plazo, la velocidad a la cual atravesamos el ciclo se podría ver afectada. A corto plazo, podríamos llegar a ver mucha volatilidad, incluso si creemos que a largo plazo pudiésemos estar ante una fuerte oportunidad.
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Viendo el contexto actual es cierto que de continuar viviendo en un mundo donde la electrónica está presente en el día a día la historia de que los semiconductores son una necesidad es aún más clara. Sin embargo, incluso pudiendo argumentar que siempre necesitamos semiconductores, la evolución de las cotizaciones de las empresas no siempre es positiva.
Los semiconductores se han caracterizado históricamente por un alto grado de ciclicidad, lo que significa muchas subidas y caídas en lugar de un camino de rentabilidades en constante aumento. 2019 y 2020 fueron años bastante positivos, lo que llevó a las compañías a aumentar los gastos de capital.
Esto lleva a aumentar la oferta de semiconductores y finalmente a que la oferta supere la demanda y los precios de diferentes chips caigan. No obstante, no todos los semiconductores son iguales. Por ejemplo, los chips Nvidia A100 tienen una fuente de demanda en los centros de datos para entrenar los modelos de inteligencia artificial más avanzados, mientras que los chips económicos utilizados en grandes volúmenes en la industria automotriz tienen una fuente diversa de demanda.
A pesar de que se han presentado diferentes argumentos sobre cuán sincronizados o desincronizados podrían estar o no los diferentes tipos de demanda de semiconductores, la tendencia general de la rentabilidad de precio de las acciones en 2022 ha sido más negativa que positiva.
No obstante, en noviembre de 2022 se vio como Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, realizó una inversión de más de 4.000 millones de dólares en TSMC. Más allá de que cualquier inversión en esta compañía pueda tener una miríada de impulsores subyacentes, lo cierto es que, en términos generales, la mayoría de las comodidades modernas que disfrutamos en el mundo occidental se enfrentarían a obstáculos importantes sin el beneficio de los productos de la empresa.
Si bien no se puede prever dónde se situaría el suelo en los semiconductores, podemos decir que pocas cosas captan tanto el enfoque del mundo y el dinero. Los semiconductores vinculados a funciones específicas avanzadas, como los semiconductores diseñados especialmente para aplicaciones de conducción autónoma o los semiconductores diseñados específicamente para mejorar el entrenamiento de modelos avanzados de inteligencia artificial, quizá tengan capacidad de crecimiento. Una cosa está clara: la inteligencia artificial no puede existir sin los semiconductores